UNIDAD DE DOLOR PÉLVICO CRÓNICO
El dolor pélvico crónico, según la Asociación Europea de Urología es “un dolor percibido en estructuras relacionadas con la pelvis, sin distinción de género. Frecuentemente se asocia a consecuencias negativas en el ámbito cognitivo, conductual, sexual y emocional”.
Por otro lado, el síndrome de dolor pélvico crónico (SDPC) se define como la presencia de dolor crónico en la región de la pelvis y el abdomen, sin encontrar la presencia de datos probados de una infección o cualquier otra dolencia obvia local que pueda provocar el dolor. Como en el caso anterior:
- El dolor está asociado frecuentemente a consecuencias negativas en el ámbito cognitivo, conductual, sexual y emocional
- Además, a síntomas relacionados con una enfermedad del tracto urinario inferior, sexual, de la vejiga, de la próstata o, en el caso de las mujeres, a una disfunción ginecológica.
Cuáles son los síntomas y cómo lo tratamos en INDOL
Síntomas de dolor pélvico crónico
- Dolor a nivel abdomen inferior, lumbosacro, pelvis y/o periné.
- Más de 6 meses de duración.
- Dolor agudo, quemante, punzante, sensación depresión o incomodidad, y/o dolor en relaciones sexuales.
- Persistente y/o continuo, recurrente y/o episódico y/o cíclico (asociado a ciclo menstrual, dismenorrea).
- Síntomas relacionados con:
- El tracto urinario inferior (dolor al orinar, aumento de la frecuencia)
- Digestivos (diarrea, estreñimiento, colon irritable)
- Ginecológicas/protáticas
- La función sexual (dolor en las relaciones, disfunción eréctil).
- Afectación psicológica y cognitiva.
¿Cómo lo tratamos?
Tanto el dolor pélvico crónico, como el síndrome de dolor pélvico crónico son enfermedades en las que intervienen múltiples factores por lo que requieren de un abordaje de profesionales de diferentes áreas (interdisciplinar).
- Ginecología /Urología: realizamos una valoración exhaustiva a partir de la que se plantearán distintas herramientas de tratamiento para mejorar el cuadro doloroso.
- Unidad de Fisioterapia: el equipo de esta unidad planteará distintas opciones terapéuticas, en función de la valoración y sintomatología del paciente. Para ello cuenta con distintas herramientas como:
- Terapia manual
- Técnicas invasivas (punción seca, neuromodulación, EPI)
- Diatermia/tecarterapia
- Magnetoterapia de alta frecuencia
- Biofeedback: por registro electromiográfico o mediante ecografía funcional. Ambas han demostrado su eficacia en el manejo del dolor pélvico crónico.
- Ejercicio terapéutico: el ejercicio físico es la forma más rápida y directa de actuar sobre cada una de las alteraciones en el procesamiento de la información de dolor, promoviendo la desensibilización del sistema nervioso y favoreciendo un correcto funcionamiento, comunicación y equilibrio entre los sistemas inmunológico, endocrino y sistema nervioso autónomo. La desensibilización del sistema nervioso se produce activando las potentes vías analgésicas endógenas que actúan como “filtro” de la información nociceptiva (más potentes que cualquier fármaco analgésico).
- Nutrición: La correcta alimentación es fundamental para el manejo del dolor crónico. Hoy se conocen muchos alimentos proinflamatorios que pueden agravar un cuadro doloroso, además de otros muchos antioxidantes y antiinflamatorios, que pueden ayudar a mejorar el dolor y frenarlo en algunos casos. Por ello es importante el asesoramiento de un profesional.
- Psicología: esta área realiza un análisis individualizado, huyendo de los tratamientos estandarizados, sino adaptando la intervención a tu caso concreto. Después de nuestra evaluación, te propondremos un plan de tratamiento, en el que podemos integrar técnicas cognitivas, conductuales, de tercera generación o hipnosis y la técnica de EMDR y Reprocesamineto (por sus siglas en inglés Eye Movement Desenditization and Reprocessing). Numerosas investigaciones han demostrado sobradamente el papel de frecuentes procesos psicológicos (estrés, rumiación…) en la cronificación, mantenimiento y exacerbación del dolor. Por otra parte, sufrir dolor crónico puede llevar, en muchos casos, a la disregulación emocional y conductual (p ej. insomnio, ansiedad, depresión), llevando al paciente a un bucle de empeoramiento muy difícil de solucionar sin ayuda profesional.
- Educación en el dolor: aborda los conceptos erróneos de los pacientes con respecto a su proceso doloroso y ayuda a cambiar sus percepciones y comportamientos inadaptados. Les ayuda a entender los detonantes de su dolor y a detectarlos desde un inicio para un manejo autónomo.