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El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que nos invita a parar, reflexionar y hablar de algo que a menudo dejamos en segundo plano: cómo nos sentimos por dentro.

En los últimos años, la salud mental ha dejado de ser un tema tabú para convertirse en una de las grandes preocupaciones sociales.

Y no es para menos: según el último informe del Sistema Nacional de Salud, más del 30% de la población en España sufre algún problema relacionado con la salud mental. Ansiedad, depresión, estrés… son palabras que forman parte de la vida de muchas personas, y que impactan directamente en su día a día.

Pero hay un aspecto que a veces pasa desapercibido y que merece toda nuestra atención: la relación entre la salud mental y el dolor crónico.

Cuando el dolor se convierte en un compañero constante, no solo afecta al cuerpo, también al plano emocional de las personas.

En este sentido, debemos añadir, que la relación entre el dolor y aspecto psicológico es completamente bidireccional, siendo frecuente que los problemas emocionales pueden intensificar la manera en la que sentimos ese dolor.

En INDOL lo vemos a diario: pacientes que llegan con años de dolor a sus espaldas, agotados no solo físicamente, sino también mental y emocionalmente.

Por eso, en este Día Mundial de la Salud Mental, queremos hablar de esta conexión tan estrecha entre dolor y emociones, y de cómo un abordaje integral puede marcar la diferencia.

 

Dolor y salud mental: un círculo difícil de romper

El dolor crónico no es solo una molestia física. Cuando se mantiene durante meses —o incluso años— puede afectar al estado de ánimo, generar ansiedad, síntomas de depresión o tristeza.

A su vez, estos problemas emocionales pueden intensificar la percepción del dolor, creando un círculo en el que cuerpo y mente se retroalimentan. En otras palabras: el dolor influye en la salud mental, y la salud mental influye en cómo vivimos el dolor.

No es casualidad que la evidencia científica señale que las personas con dolor crónico tienen más riesgo de sufrir depresión o ansiedad, y que los niveles altos de estrés aumenten la sensibilidad del sistema nervioso, amplificando la experiencia dolorosa.

 

Un problema que afecta a millones de personas

En España, más del 20% de la población convive con dolor crónico, lo que se traduce en unos 10 millones de personas. Y al mismo tiempo, más del 30% enfrenta problemas de salud mental.

Dos realidades que, unidas, ponen de manifiesto la necesidad de un abordaje integral: no podemos tratar el dolor sin tener en cuenta la salud mental, ni cuidar la mente sin escuchar lo que nos dice el cuerpo.

 

Cómo trabajamos en INDOL esta relación

Como hemos visto, el dolor es una experiencia compleja y con múltiples aristas, por lo que el tratamiento más efectivo del dolor crónico suele requerir la colaboración de un equipo interdisciplinar, en el que profesionales de distintas áreas trabajan de manera coordinada.

En INDOL, cada paciente recibe una evaluación y un diagnóstico individualizado, lo que permite diseñar un plan de intervención integral 360º y adaptado a sus necesidades particulares.

En la nuestra Unidad de Salud Mental se pone especial atención en el componente cognitivo y en el impacto emocional que acompaña al dolor, incorporando recursos terapéuticos como:

  • Intervenciones cognitivo-conductuales
  • Técnicas de meditación y mindfulness
  • Entrenamiento neurocognitivo
  • Estrategias de higiene del estrés y del sueño

La salud mental no se reduce a la ausencia de enfermedad: es un pilar de nuestro bienestar. Y cuando hablamos de dolor crónico, cuidar la mente significa también mejorar nuestro bienestar.

En INDOL estamos para escucharte, acompañarte y darte herramientas que te permitan recuperar la mejor calidad de vida.

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