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En la sociedad actual, por nuestro propio ritmo de vida y el nivel constante de exigencia, el estrés se ha convertido en un problema real y que afecta cada vez más a personas de todas las edades, condiciones o profesiones.

Ya sea a nivel profesional, social o por nuestra rutina – desayunos, llevar a los niños al colegio, ir al trabajo, correr para recogerlos…- es cierto que cada vez soportamos una carga mayor que poco a poco va haciendo mella sobre nuestro cuerpo, aunque muchas veces no seamos plenamente conscientes o lo pasemos por alto.

Sin embargo, es fundamental concienciarse sobre los impactos que el estrés prolongado tiene en nuestra salud física y mental.

En este sentido, ¿es posible que el estrés también aumente por momentos nuestra sensación de dolor físico e, incluso, que pueda derivar en ciertos tipos de dolor crónico?

Desde INDOL siempre afirmamos que la respuesta a esto es un “sí categórico”.

Os lo explicamos a continuación.

 

¿Por qué el estrés puede derivar en que tengamos dolor crónico?

Para responder a esto, primero debemos entender que nuestro organismo tiene o activa mecanismos de defensa siempre que nota que nuestro cuerpo sufre cualquier ataque o anomalía. Pensemos en nuestras defensas ante cualquier enfermedad, por ejemplo.

Muchas de estas reacciones provocan que nuestro cuerpo produzca un mayor número de hormonas, como cortisol y adrenalina, que implican una mayor actividad y velocidad en nuestro organismo, véase un aumento de la frecuencia cardiaca, aceleración en nuestra respiración y una mayor propensión a la contracción de los músculos.  Incluso nuestro sistema inmunológico se puede ver comprometido en estas situaciones.

Una vez explicado esto, que suelen ser reacciones prácticamente inmediatas, cuando se trata de situaciones prolongadas y constantes en el tiempo, en el que nuestra tensión muscular aumenta de forma constante, es frecuente que aparezcan signos como dolores musculares, de cabeza o el cuello entre otros.

Si estos síntomas, así como su origen en el estrés, no son tratados o abordados de forma adecuada y por especialistas, puede suceder que este dolor derive en un dolor crónico y llegue a afectar definitivamente a nuestra calidad de vida.

 

La relación entre dolor crónico y estrés

Hablar de la relación entre el estrés y el dolor crónico puede incurrir en que no podamos salir del círculo que se produce entre ellas, dando lugar a situaciones en las que parece que uno retroalimenta al otro.

Como hemos visto, el estrés es una causa importante tanto de dolor como de dolor crónico, sin dejar de lado que este dolor crónico puede, a su vez, ser causante de estrés y ansiedad en los pacientes que lo padecen.

No olvidemos que el dolor crónico puede ser realmente incapacitante y afectar en el día a día de los pacientes desde un punto de vista físico, pero también psicológico, por lo que se puede decir que se genera un ciclo o un bucle en el que ambos están vinculados y que es necesario, en la mayoría de las ocasiones, abordarlo desde ambos puntos de vista para mayor beneficio del paciente.

 

¿Cómo enfocamos el tratamiento del estrés y su impacto en el dolor desde INDOL?

Muchas veces insistimos al hablar de dolor en que es un proceso físico y psicológico en el que intervienen múltiples aristas.

En este caso, cuando lo relacionamos con estrés, vemos que existe una relación de factores que dan paso a la aparición de dolor y en cómo revierte a su vez en el plano emocional.

Desde INDOL siempre apostamos por un enfoque global del abordaje del dolor de forma que todas esas áreas o aristas que conforman una determinada situación puedan ser analizadas para determinar la mejor forma de hacer frente a ese dolor.

De esta forma, en INDOL nos aproximamos al tratamiento del dolor y la gestión del estrés desde diferentes áreas:

  • Fisioterapia: el trabajo de fisioterapia, en este caso, es esencial tanto para aliviar la tensión muscular de las zonas afectadas como para mejorar su movilidad. Además, al hacernos sentir mejor y más aliviados, también contribuye a rebajar los niveles de estrés o ansiedad.
  • Psicología: de igual forma que debemos abordar el estrés y el dolor desde un punto de vista físico, debemos hacerlo desde el plano emocional. En INDOL contamos con profesionales especializados para ayudar a nuestros pacientes a mejorar la gestión tanto del estrés como del dolor y trabajar con ellos las herramientas adecuadas de forma personalizada.
  • Actividad física y nutrición: tanto la práctica de ejercicio moderado como la mejora de los hábitos alimentarios tienen un impacto positivo en la mejora física y en la sensación de estrés o ansiedad.

El ejercicio moderado nos ayuda a recuperar el tono de nuestra musculatura mientras tiene un efecto que nos ayuda a mantenernos algo más relajados y a despejarnos en los momentos necesarios.

Recuperar los buenos hábitos alimentarios contribuye, también, a mejorar nuestra sensación de bienestar o a adquirir hábitos que nos hagan evitar alimentos que puedan ser perjudiciales o inflamatorios y se sumen a la sensación de malestar previa.

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