El cáncer es una enfermedad cada vez más presente hoy en día y uno de los principales problemas globales relacionados con nuestra salud.
Por desgracia, comienza a ser algo relativamente normal que en nuestro entorno más cercano nos encontremos con personas diagnosticadas con la enfermedad.
De hecho, y según el último estudio publicado por la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica), se aprecia una tendencia creciente en el número de casos diagnosticados en España sobre el que no están para nada exentos los hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 40 y 50 años.
En este sentido, es difícil determinar las causas de este aumento en el número de casos diagnosticados, aunque se considera que factores como el aumento de la población y su envejecimiento, la exposición a factores medioambientales, el sedentarismo y los malos hábitos, como el tabaco, son causantes principales de este crecimiento.
Por suerte, los programas de cribado y detección del cáncer avanzan cada día de forma que son un elemento fundamental para el tratamiento de la enfermedad y su curación.
¿Qué es el dolor oncológico?
Cuando hablamos del dolor oncológico es importante entender que existen diferentes aristas en relación con el dolor ocasionado por la enfermedad.
Lógicamente, el principal y más visible es el dolor causado por la propia enfermedad y que generalmente se asocia a la destrucción de tejidos o a la compresión o destrucción de estructuras nerviosas por efecto directo bien del tumor o de su metástasis.
A su vez, es importante entender y tener presente con los pacientes oncológicos que muchos de los tratamientos farmacológicos utilizados para hacer frente a la enfermedad, como la quimio o la radioterapia, incluyen entre sus efectos secundarios signos importantes del dolor que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.
En este punto, también es importante incluir las posibles cirugías y su posterior recuperación como puntos importantes de origen de este dolor.
Por último, y no menos importante, debemos hablar también del dolor emocional, del dolor psicológico y del grado en el que puede afectar a cada paciente el impacto de la propia enfermedad, la fase de tratamiento y los posibles efectos secundarios posteriores tanto del tratamiento como de la cirugía.
¿Cómo abordamos el tratamiento del dolor oncológico en INDOL?
En INDOL (Instituto Nacional del Dolor) somos especialistas en el tratamiento del dolor oncológico.
Nuestro compromiso es garantizar un enfoque integral y personalizado para cada paciente. Para ello, contamos con una estructura de atención basada en la colaboración estrecha entre nuestro propio equipo médico especializado en oncología y los especialistas en fisioterapia, nutrición, psicología y estética para diseñar un plan de tratamiento seguro y adaptado a las necesidades individuales de cada persona.
Como hemos mencionado anteriormente, cuando hablamos de dolor y cáncer no debemos solo valorar el dolor causado por la enfermedad, también el dolor propio de las siguientes fases ya sea por los efectos del tratamiento o los efectos propios de cirugía y los posibles efectos de ambos desde un punto de vista físico y emocional.
En INDOL abordamos el dolor oncológico de una forma global y con un enfoque 360º por parte de nuestro equipo multidisciplinar (médicos, fisioterapeutas, psicólogos y nutricionistas) para realizar el diagnóstico más completo y personalizado posible para poder definir un plan que agrupe a todas nuestras áreas para lograr de forma conjunta una recuperación y mejoría del paciente y devolverle con ello la mejor calidad de vida posible.
¿Se puede prevenir el cáncer?
El cáncer es una enfermedad realmente complicada. Es cierto que sabemos que hay una serie de factores que pueden favorecer su aparición como hemos visto antes pero también que, en muchos casos, hace su aparición en personas con buenos hábitos saludables y sin ningún problema de salud previo.
De cara a su prevención, es recomendable mantener unos buenos hábitos y mantener una vida lo más saludable posible.
Os contamos algunas pautas importantes que os ayudarán a prevenir la enfermedad:
- Tabaco: el tabaco y las sustancias presentes en los cigarrillos son probablemente el principal causante de cáncer en la actualidad. De hecho, solo aspirar el humo de los cigarrillos provoca que nuestro cuerpo inhale componentes cancerígenos.
- Alcohol: de la misma forma que el tabaco, el consumo elevado de alcohol es totalmente perjudicial tanto para la salud general como de cara a favorecer la aparición de algún tipo de cáncer como el hepático.
- Alimentación saludable: la obesidad se asocia con un aumento del riesgo de padecer algún tipo de cáncer. Debemos mantener una alimentación sana y completa en la que no falten las legumbres, las verduras y la fruta, y los cereales y reduzcamos el consumo de alimentos ricos en calorías, azúcar y grasa, así como las bebidas azucaradas e industriales.
- Ejercicio: realizar deporte de forma regular es esencial para prevenir la enfermedad. Es suficiente con hacer deporte de forma moderada 3 o 4 días a la semana por espacio de una hora.
Al margen de lo anterior, es importante seguir con los programas y planes de detección precoz establecidos por los diferentes sistemas de salud de cada comunidad.
Estos programas no solo ayudan a diagnosticar la enfermedad, sino que lo hacen en la mayoría de las ocasiones en un estadio temprano con la mejora del pronóstico para el paciente.