Hoy en día sabemos que el dolor es una experiencia individual que en cada persona se ve influenciada por múltiples dimensiones, independientemente de su tipología y duración, y que se relaciona con una respuesta de los sistemas de defensa de nuestro organismo, como el sistema nervioso, endocrino o el inmunológico.
Sin embargo, una pregunta que nos hemos hecho los profesionales y especialistas en el tratamiento del dolor, sobre todo en los casos de dolor crónico, es si existe, también, una relación entre el aspecto psicológico de los pacientes y el dolor.
En el Instituto Nacional del Dolor (INDOL) creemos que el estudio de esta relación no es solo realmente importante, sino que es fundamental para poder entender y tratar el dolor de una manera mucho más completa y desde las diferentes áreas implicadas en el diagnóstico y tratamiento del dolor.
¿Existe una conexión entre el factor emocional y el dolor?
El dolor es más que una señal de alarma sobre un daño en los tejidos (piel, músculos, huesos, articulaciones, etc.) Es un signo que pone en alerta a todo nuestro cuerpo a través de señales emitidas directamente desde nuestro cerebro.
Por tanto, podemos decir que la relación entre el dolor y nuestro cerebro juega en ambas direcciones, tanto por las señales que emite nuestro cerebro como por cómo las recibe y manifiesta nuestro cuerpo.
Cuando este dolor se convierte en algo crónico, es decir, cuando el dolor que sentimos se prolonga más allá del tiempo de curación de los tejidos y/o por más de 3-6 meses llegando, incluso, a afectar a la calidad de vida del paciente, debemos empezar a valorarlo como un conjunto o experiencia que va más allá que la mera alteración física y que puede afectar a las relaciones sociales, al equilibrio emocional y a la actividad intelectual de los pacientes afectados.
No debemos olvidar, de hecho, que el dolor crónico está considerado actualmente como una enfermedad, no solo un síntoma, y que afecta a más del 20% de la población y a unos 10 millones de españoles, y que muchas de las investigaciones que se han realizado durante los últimos años muestran que los factores psicológicos pueden influir significativamente en la percepción y la intensidad del dolor crónico.
¿Cómo puede influir el aspecto psicológico en los pacientes con dolor crónico?
Cuando un dolor se cronifica y se alarga en el tiempo, afectando a la propia calidad de vida de un paciente, es común que también puedan aparecer signos como ansiedad, estrés e, incluso, depresión en los casos más severos. Todo ellos, además, capaces de amplificar o magnificar la percepción del dolor.
Pensemos, por ejemplo, que cuando estos signos se alargan en el tiempo, especialmente el estrés, nuestros sistemas nervioso e inmunológico se vuelven más sensibles, por así decirlo, y pueden contribuir a que el paciente tenga una percepción mayor del dolor.
Lo mismo sucede con las sensaciones personales y la actitud hacia el dolor y su enfoque de una manera más negativa.
¿Cómo tratamos el dolor desde el aspecto psicológico en INDOL?
El dolor tiene unas características multidimensionales que hacen que el mejor tratamiento para el dolor crónico sea, en la mayoría de los casos, un trabajo interdisciplinar y coordinado por parte de profesionales de diferentes especialidades.
Éstos hacen una valoración y diagnóstico previos individualizado para garantizar un abordaje personalizado e integral del dolor de cada paciente, que es igualmente único.
Desde la Unidad de Apoyo Psicológico de INDOL se trabaja especialmente el componente cognitivo y la esfera emocional que afecta a este sufrimiento, incorporando, además, herramientas como:
- Intervenciones cognitivo-conductuales
- Meditación y mindfulness
- Entrenamiento neurocognitivo
- Higiene del estrés y el sueño